Noventa y siete

Nosotros somos el aún
permanecemos

nosotros somos lo permanente
la base de fondo de la vida

tus caricias evolutivas mudan su piel
y me desenredan de afuera hacia adentro

El cielo azulado del que siempre nos escondemos
es el que quiero trozar sobre tu espalda
usar lo permanente para permanecernos más

Suavizar los surcos del rostro
ya surcados hace media hora atrás

El mar como red me encadena
a tu seducción intacta
-jamás envejeces-
Tu permanencia no se hace vieja
pero evoluciona rítmicamente

Sospechosamente

Tu y yo somos permanentes
al igual que tus escondites muertos
ligados a tus palabras ligeras

El mundo se nos presenta en pausa
recortadas y alargadas
paracaídas eterno en el que tú me tienes a mí
y todo lo demás te tiene a ti

Me hundo, me hundo

Ya no puedo ser persona
la vida me relegó a robot

Soy el círculo perfecto

Me hiero con las trizas de mis dedos
Fracasé
La fantasía nunca volverá a ponerse en pie
La vida transcurre liviana para que nada permanezca

Rebélate, robot invisible
volverse hacia el centro y esto soy yo
estas lágrimas raspadas
esta pena lunática, vacía

Siento, respiro el aire profundo
como de la mano de este enemigo
que me da hogar y delirio

me aloja suavemente entre sus redes

Y desaparecer entre los ruidos
junto a estigmas que me sabrán a dulzor

Estoy drenada

Quiero ser algo, alguien, lo que sea.

Acercarse sólo un poquito a tu mundo es pasar por afuera de mi hogar.

I. 

Nada es real cuando se trata de hombres. 

II. 

Mientras más crezco,  Justin, descubro más veces en las que tenías razón. 

Quisiera algún día poder decir que "sólo necesito estar sola" y que sea  verdad.  ¿Podré algún día no querer estar acompañada?
Mi estado básico, sobre el que se construye toda la demás Sara es querer estar con alguien.  Obviamente da lo mismo esto de estar enamorado, ser amigos, conversar con un extraño, blah, blah, blah...

No sé, entonces, qué quiero más: estar acompañada permanente o poder no querer estarlo. Seguramente cualquiera de las dos son igual de satisfactorias.

Yo correría tras de todos, las veces que fuera necesario, para que nunca se sintieran solos. Aprendería las mejores técnicas, pero yo nomas soy la que quisiera tener tanta atención tan profunda, y vuelco mis deseos en los de los demás. Es que yo sólo me tengo de ejemplo a mí, porque no conozco a nadie más, qué más conclusiones podría llegar.

Esta es la primera vez que recibo un regalo de San Valentín.
Schopenhauer está a la altura.
Sí, realmente miré los globitos de los demás desde arriba.

Estoy prendada con este libro.